El indocubano: personaje extirpado de la historia
La causa inicial del olvido parece ser que se ha padecido una ignorancia generalizada respecto de la verdadera historia de Cuba antes y durante los primeros siglos de vida colonial. De modo que estoy refiriéndome a razones históricas concretas: generaciones de cubanos, unas tras otras, han sido engañadas desde su niñez, al aprender en los primeros grados de la enseñanza escolar que los indígenas cubanos desaparecieron o fueronexterminados en fecha tan temprana como el siglo xvi. Vistas así las cosas, cabría preguntarse: ¿por qué interesarse por la vida de un pueblo totalmente desaparecido hace medio milenio? ¿Qué conexión podría tener ese pasado, tan remoto y olvidado, con el presente?
La tesis del “exterminio” de la población aborigen de Cuba (similar a la sostenida para la población indígena de Puerto Rico y de La Española, entre otras), tiene una larga y lamentable historia. Aunque hoy sabemos que la mayor parte de la población de los indocubanos (calculada en varios cientos de miles a comienzos del siglo xvi) no fue capturada ni esclavizada, sino que escapó de los conquistadores españoles y huyó hacia los montes tupidos, hacia las montañas, hacia las ciénagas y la extensa cayería que rodea a nuestra isla, a donde los escasos españoles de entonces no tuvieron acceso, no obstante, muy otra fue la interpretación que los primeros historiadores de Cuba le dieron a los reportes que sobre esta situación había redactado el fraile Bartolomé de Las Casas. Este le escribía al rey, alarmado y protestando a causa de los abusos físicos que los conquistadores cometían con los aborígenes a quienes lograban someter como esclavos. Y aunque se refirió en ocasiones a los muchos indígenas que escapaban del alcance de los españoles huyendo de su presencia, no era este el hecho más importante para denunciar al rey, sino los muchos otros que morían o eran mutilados por la violencia de aquellos primeros encontronazos. Finalmente, de la gran masa que logró salvarse nunca se supo nada. Nadie ha escrito aún su historia. Con el tiempo, aquellos indocubanos continuaron fundiéndose poco a poco con el resto de los demás componentes del etnos criollo en formación (fundamentalmente españoles y africanos), hasta diluirse en lo que somos hoy: un etnos nuevo, resultado de una mezcla maravillosa de tres pueblos originalmente diferentes entre sí, pero unidos al final por una misma historia a partir del siglo xvi.
Pero los argumentos de la hipótesis sobre el “exterminio” de los indocubanos, expuestos en el siglo xvi, crecieron, se desarrollaron y se enraizaron hasta llegar al presente, a contrapelo del más elemental razonamiento científico. Hicieron su aparición desde que los cronistas escribieron los primeros documentos, que sirvieron después como fuente para redactar los primeros textos sobre la historia de Cuba, en el siglo xviii. De igual modo, los censos de población tampoco pudieron expresar durante siglos la realidad respecto de la población indígena que había realmente en Cuba, pues sólo tenía en cuenta la menor parte de esta que se hallaba al alcance de los peninsulares. Así, la firme creencia en que la población indocubana había desaparecido en forma “total” durante las primeras décadas del siglo xvi, al igual que la variante igualmente difundida de la “extinción casi total”, o la denominada “paulatina desaparición de los indocubanos”, han constituido falacias que los historiadores se han copiado entre sí y han repetido irreflexivamente durante generaciones. Ahora debemos reconocer que en los últimos tiempos los estudios históricos, auxiliados por la antropología y por la arqueología, fundamentalmente, por fortuna han venido estableciendo las pautas para determinar un acercamiento mayor a la realidad de los hechos históricos, lejos de dogmas y prejuicios. Sin embargo, también debemos reconocer que el prejuicio del exterminio ha sido y es todavía la convicción más firme sostenida y enraizada en la conciencia social cubana (así también de otros pueblos), transmitida mecánicamente de generación en generación, víctima ciega de la herencia ideológica colonial que propiciara tal creencia de manera interesada, con el fin encubierto de restar importancia a las raíces primigenias del etnos criollo (o sea, de otra nacionalidad, no española), y construir sobre ellas una historia -supuestamente única y verdadera– en la cual la “raza ibérica” tenía primacía absoluta. De este modo, la historia de Cuba comenzaba -según el enfoque colonialista expuesto en los primeros textos sobre historia de Cuba– no con la vida de las comunidades aborígenes en nuestro archipiélago desde unos diez mil años antes de que llegara Cristóbal Colón, sino precisamente con el arribo de este a Cuba. En conclusión: el indocubano devino un personaje extirpado de la historia oficial, y por tanto, de la conciencia social entre los cubanos.
De la pagina Indocubanos, de José Antonio García y ahora los comentarios de este foro cultural......
La causa inicial del olvido parece ser que se ha padecido una ignorancia generalizada respecto de la verdadera historia de Cuba antes y durante los primeros siglos de vida colonial. De modo que estoy refiriéndome a razones históricas concretas: generaciones de cubanos, unas tras otras, han sido engañadas desde su niñez, al aprender en los primeros grados de la enseñanza escolar que los indígenas cubanos desaparecieron o fueronexterminados en fecha tan temprana como el siglo xvi. Vistas así las cosas, cabría preguntarse: ¿por qué interesarse por la vida de un pueblo totalmente desaparecido hace medio milenio? ¿Qué conexión podría tener ese pasado, tan remoto y olvidado, con el presente?
La tesis del “exterminio” de la población aborigen de Cuba (similar a la sostenida para la población indígena de Puerto Rico y de La Española, entre otras), tiene una larga y lamentable historia. Aunque hoy sabemos que la mayor parte de la población de los indocubanos (calculada en varios cientos de miles a comienzos del siglo xvi) no fue capturada ni esclavizada, sino que escapó de los conquistadores españoles y huyó hacia los montes tupidos, hacia las montañas, hacia las ciénagas y la extensa cayería que rodea a nuestra isla, a donde los escasos españoles de entonces no tuvieron acceso, no obstante, muy otra fue la interpretación que los primeros historiadores de Cuba le dieron a los reportes que sobre esta situación había redactado el fraile Bartolomé de Las Casas. Este le escribía al rey, alarmado y protestando a causa de los abusos físicos que los conquistadores cometían con los aborígenes a quienes lograban someter como esclavos. Y aunque se refirió en ocasiones a los muchos indígenas que escapaban del alcance de los españoles huyendo de su presencia, no era este el hecho más importante para denunciar al rey, sino los muchos otros que morían o eran mutilados por la violencia de aquellos primeros encontronazos. Finalmente, de la gran masa que logró salvarse nunca se supo nada. Nadie ha escrito aún su historia. Con el tiempo, aquellos indocubanos continuaron fundiéndose poco a poco con el resto de los demás componentes del etnos criollo en formación (fundamentalmente españoles y africanos), hasta diluirse en lo que somos hoy: un etnos nuevo, resultado de una mezcla maravillosa de tres pueblos originalmente diferentes entre sí, pero unidos al final por una misma historia a partir del siglo xvi.
Pero los argumentos de la hipótesis sobre el “exterminio” de los indocubanos, expuestos en el siglo xvi, crecieron, se desarrollaron y se enraizaron hasta llegar al presente, a contrapelo del más elemental razonamiento científico. Hicieron su aparición desde que los cronistas escribieron los primeros documentos, que sirvieron después como fuente para redactar los primeros textos sobre la historia de Cuba, en el siglo xviii. De igual modo, los censos de población tampoco pudieron expresar durante siglos la realidad respecto de la población indígena que había realmente en Cuba, pues sólo tenía en cuenta la menor parte de esta que se hallaba al alcance de los peninsulares. Así, la firme creencia en que la población indocubana había desaparecido en forma “total” durante las primeras décadas del siglo xvi, al igual que la variante igualmente difundida de la “extinción casi total”, o la denominada “paulatina desaparición de los indocubanos”, han constituido falacias que los historiadores se han copiado entre sí y han repetido irreflexivamente durante generaciones. Ahora debemos reconocer que en los últimos tiempos los estudios históricos, auxiliados por la antropología y por la arqueología, fundamentalmente, por fortuna han venido estableciendo las pautas para determinar un acercamiento mayor a la realidad de los hechos históricos, lejos de dogmas y prejuicios. Sin embargo, también debemos reconocer que el prejuicio del exterminio ha sido y es todavía la convicción más firme sostenida y enraizada en la conciencia social cubana (así también de otros pueblos), transmitida mecánicamente de generación en generación, víctima ciega de la herencia ideológica colonial que propiciara tal creencia de manera interesada, con el fin encubierto de restar importancia a las raíces primigenias del etnos criollo (o sea, de otra nacionalidad, no española), y construir sobre ellas una historia -supuestamente única y verdadera– en la cual la “raza ibérica” tenía primacía absoluta. De este modo, la historia de Cuba comenzaba -según el enfoque colonialista expuesto en los primeros textos sobre historia de Cuba– no con la vida de las comunidades aborígenes en nuestro archipiélago desde unos diez mil años antes de que llegara Cristóbal Colón, sino precisamente con el arribo de este a Cuba. En conclusión: el indocubano devino un personaje extirpado de la historia oficial, y por tanto, de la conciencia social entre los cubanos.
De la pagina Indocubanos, de José Antonio García y ahora los comentarios de este foro cultural......