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domingo, 8 de mayo de 2011

HIguey= El quinto y último Kacicazgo de la isla en la parte Este y Sur Este de la isla Kiskeya...

Higüey - El quinto y último cacicazgo de Santo Domingo, en la parte E. y S, E. de la isla, subdividido en las poblaciones de Asua, Maniex, Bonao, Cayemb, Cacao, Hicayagua y Boyá. Este cacicazgo también tenia el nombre de Iguayagua. Su régulo o jefe fue Kacike  Kayacoa y más tarde Cotubanamá. Tenia de 45 a 50 leguas de costa de mar y de 25 a 30 leguas de terri-torio hacia el Sur y 30 leguas de tierra adentro. Regado por los rios Ozama, Yamasá, Guabanimo (hoy Isabela), Quabón, Yuma, Yabacoa, Anamuya, Jaina y Sabita (Jiguero).

Higüey/higüanamo - kayacoa
Este kacicazgo era gobernado por el cacique kayacoa, estaba dividido en 21 nitaínos. Su superficie abarcaba toda la porción Sureste de la isla. Tenía su asiento donde se ubica la actual ciudad de Higüey. Este cacicazgo se extendía desde Cabo Engaño hasta el río Haina, abarcando el espacio que comprenden las provincias de Monte Plata, Hato Mayor, El Seibo, La Altagracia, La Romana, San Pedro de Macorís y el Distrito Nacional.
En este territorio pudieron haber vivido también grupos de lengua no arawak como los macorís, que de acuerdo con De las Casas hablaban una lengua diferente del taíno de Jaraguá y del ciguayo hablado más al norte....


KACIKE KAYACOA
 Kacique que gobernaba en el Kacicazgo de Higüey a la llegada de los Españoles.
Leemos en Oviedo, V. I p. 65… El Kacike Kayacoa tenía la parte el oriente de esta isla hasta la ciudad e fasta el río de Hayna, e hasta donde el río Yuma entre en el mar, o mui poco menos; i en fin era uno de los mayores señores de toda esta isla, e su jente era la más animosa por la vencidad que tenía de los caribes. I aqueste murió desde a poco que los chripstianos comenzaron a le hacer la guerra, e su mujer quedó en el Estado, e fue chripstiana, i se llamó Inés de Kayacoa.


KACIKE COTUBANNAMA  : luchó heroicamente contra los invasores españoles y que fue atrapado y llevado ante Nicolas Ovando quien vilmente lo mando a  ahorcar en la ciudad de Santo Domingo.
Dice de él Las Casas “que había trocado el nombre de Juan de Esquivel, Capitán General, y era su guaitiao, como hermano en armas; este cacique y señor era estimado por el más esforzado en toda aquella provincia, i era el más lindo i dispuesto hombre, que entre mil hombres de cualquiera nación, creo que se hallará; tenía el cuerpo mayor que los de los otros, creo también que tenía una vara de medir entera de espalda a espalda; la cintura la ciñeran con una cinta de dos palmos o muy poquito más; tenía las llave de las manos de un gran palmo; los brazos y las piernas y todo lo demás a los otros miembros muy proporcionados; el gesto no hermoso, sino de hombre fiero y muy bravo; su arco y flecha eran de doblado gordor que los de los otros hombres, que parecían ser de gigante. Finalmente, este señor de tan señalada disposición, que los españoles todos, de velle se admiraban” (Casas V p.89).
“…Iban delante algunos españoles, corriendo i sin orden, cada uno presumiendo de señalarse en la prisión de Cotubanamá; hallan dos caminos, van por el de a mano derecha, los más de los españoles, sólo uno acertó a tomar el de izquierda, porque, como toda la isla es montes bajos, no se puede ver hombre a otro aunque esté medio tiro de herrón del. Aqueste solo hombre, que tiró por aquel camino, se llamaba Juan López, labrador, harto bien alto y dispuesto, i de fuerza i no menos ejercitado en desgarrar indios, o al menos era de los que andaba en estas estaciones, porque era de los viejos que en esta isla Española se habían en tales obras ejercitado. El cual, aún poco entrado en el camino, topó 12 indios grandes y valientes, desnudos, como todos andaban, con sus arcos y flechas, en renglera, uno tras otro (porque así andan todos, i también aunque quisiera, porque la estrechura del camino i espesura del monte no pudieran venir de otra manera), i el postrero era Cotubanamá que traía un arco, según ya dije como de gigante, i una flecha con tres puntos de hueso de pescado como un pie de gallo, que si él la empleara en algún español, de vivir más, descuidase.
“Como los indios que venían delante, al español vieron, enmudecieron, pensando que sobre ellos venía todo el mundo, pudiendo con las flechas, clavillo i huir; pero, preguntándoles por su señor Cotubanamá, respondieron al Juan López `véllo, aquí viene detrás', i diciendo eso apartáronse para que pasase. Pasa Juan López con su espada desnuda; como no lo había visto antes i vídolo de súbito, quiso flechar su arco, pero arremetió Juan López con su espada i tírale una estocada; recógela Cotubanamá con ambas manos, pensó que debía ser algún palo blanco, como no lo había experimentado; corrió Juan López la espada y sególe las manos, entonces acudíale con otra.
“Díjole Cotubanamá: Mayanimacaná, Juan Desquivel daca (no me mates, porque soy Juan de Esquivel). Luego todos los indios huyeron, dejando al triste de su señor con Juan López, que lo pudieron mui bien matar i el señor i ellos salvarse… Púsole Juan López la punta de la espada a la barriga i la mano en el hombro o los cabellos, i como estaba solo, Juan López no sabía qué se hacer; estando así rogándole que no lo matase, que él era Juan de Esquivel, aunque las manos tenía cortadas, corriendo sangre, con la derecha da un vaivén a la espada, desviándola de la barriga, i justamente arremete con el Juan López que como dije tenía harto gran cuerpo i miembros, i fuerzas, i da con él de espaldas sobre las peñas i cae sobre el espada i échale mano, con la mano cuya llave dije ser de un gran palmo, de la garganta i ahogábalo. Estando así gaznando i quejándose como podía, oyéronlo ciertos españoles que iban por otro camino, que aun distaba poco el uno del otro; tornaron hacia atrás, donde los caminos se habían apartado, i entran por él, donde el cacique a Juan López maltrataba i llegó primero un ballestero i con toda la ballesta desarmada dio un gran golpe al cacique, que estaba encima del Juan López sobre todo el cuerpo, que cuasi lo aturdía, i levantándose, levantóse también Juan López medio muerto, y allí lo prendieron, con otros españoles que luego llegaron. Maniatároslo y llevároslo a cierto pueblo que estaba desploblado, donde acordaron los españoles de ir en busca de la mujer i de los hijos del Cotubano. Los 12 indios que vinieron con él, como huyeron fueron a dar aviso a la mujer i a los hijos de Cotubanamá, que estaban en la cueva, del estado en que dejaban a su señor, creyendo que sería muerto; creo que dejaron la cueva i huyeron a todos los rincones de la isla, pero tomados ciertos indios por los españoles i traídos donde Cotubanamá estaba, mandó que llevasen a ciertos españoles a la cueva, i a otros indios, que le trajesen a su mujer e hijos, i así fue. Trajéronle su mujer e hijos e de la cueva trajeron las alhajas que allí tenía, como hamacas en que dormía, i cosas de su servicio, que tenían poco valor, porque, arriba de lo mui necesario, las gentes desta isla Española, más que otras algunas, ninguna cosas poseían ni poseer querían. Hallaron allí también tres o cuatro espadas, i las cadenas en que llevaban los indios que habían hecho esclavos, i mataron a los dos o tres españoles que arriba dije, la cual traída echaron al mismo Cotubanamá, al cual se trató de quemar vivo allí, como habían quemado en parrillas a otros, sino que pareció que era mejor enviíllo a esta ciudad, en la carabela, porque aquí lo atenazasen y así recibiese mayores tormentos, como que hobiera cometido atroces delitos defendiendo su persona, i su estado, i su tierra de las opresiones que comenzaban a padecer del Martín de Villamán i de sus compañeros, i que eran comienzo i principio de las que sabían que todas las otras gentes infinitas desda isla padecían i habían padecido por los cuales habían ya perecido muchos dellos.
“Finalmente lo metieron en la carabela con sus presiones i trajeron a esta ciudad de Santo Domingo, y el Comendador Mayor se hubo con él menos cruelmente que Juan de Esquivel, y los españoles deseaban o pensaban, por qué lo hizo ahorcar i no atenazarlo… Preso y muerto este señor Cotubano y hechas las crueldades que por ocho o diez meses que esta guerra duró, en ella se perpetraron, cayeron todas las fuerzas, de todas las gentes desta ilas, que todas juntas eran harto pocas, y los pensamientos y esperanzas de nunca tener remedio, y así quedó toda las islas pacífica, si pacífica se pudiera con verdad decir, quedando los españoles en tanta guerra con Dios, por la misma libertad en que quedaron para poder oprimir estas gentes a su placer, sin embargo, sin impedimento alguno chico ni grande, que se les pusiese, y nadie les resistiese, y así los consumieron y aniquilaron de tal manera, que los que vienen a esta isla pueden preguntar ni los indios della eran blancos o prietos! (Casas, V. III, p- 93).
La calle Cotubanamá está en el sector de Savica. Corre de Este a Oeste, desde las cercas del doctor Soto hasta la calle José Audilio Santana. Sector y calle relativamente nuevas.

1 comentario:

  1. No entiendo bien, esta historia ya que primero dice que Cotubanama toma la espada con las manos como si se tratara de un palo, algo que no tiene sentido, ya despues sigue contando que luego fueron a la casa de los hijos y mujer del valiente y feros Kacike y alla encuentran tres o cuatro espadas...

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